La responsabilidad afectiva tiene que ver con el comportamiento que asumimos en torno a los sentimientos de los demás y como nosotros mismos manejamos nuestras emociones. Se basa en pilares fundamentales como el respeto y el equilibrio.
No dañar a los demás ni tampoco permitir que otros nos dañen forma parte de la responsabilidad afectiva. Esta se emplea en las relaciones interpersonales, pero mayormente en las relaciones de pareja.
El término se dio a conocer por las doctoras Janet Hardy, Dossie Easton, y Deborah Anapol, entre otras más. Las cuales declararon que la responsabilidad afectiva es parte fundamental en las relaciones interpersonales y disminuye el riesgo de enfrentar relaciones toxicas.
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
Existen comportamientos que evidencian la responsabilidad afectiva en las relaciones interpersonales y de pareja, las cuales son:
- Colocar límites, los cuales permitan una relación saludable y sustentada en el respeto.
- Aceptar que nuestras acciones y palabras, por más mínimas que parezcan, tienen un gran impacto en los demás.
- Comunicar los sentimientos a tiempo, y hablarlos desde la sinceridad, sin querer afectar al otro, pero tampoco sin limitarse en lo que se desea expresar.
- Comunicarse constantemente de una manera asertiva, hablar siempre de lo que no nos gusta y aquello que si nos gustaría hacer en la relación.
- Cuidarse mutuamente.
Así como existen evidencias de lo que es responsabilidad afectiva, a menudo también nos podemos topar con irresponsabilidad afectiva en las relaciones interpersonales y de pareja.
Las cuales son:
- No identificar las emociones a tiempo y querer que el otro las adivine
- Querer que los demás se hagan cargo de nuestras propias emociones
- Invalidar las emociones de los demás
- Pensar que nuestras emociones y sentimientos son más importantes que la del otro
- Ilusionar a la otra persona sin tener algo real que ofrecer
- Romper los lazos y acuerdos establecidos
- No expresar realmente nuestros sentimientos
¿Cómo hacernos cargo de nuestras propias emociones?
Indudablemente toda relación interpersonal conlleva conflictos, debido al choque de opiniones y diferencias en lo que se quiere y siente. Por lo tanto, es importante, al momento de relacionarnos, aprender a hacernos cargo de nuestras emociones. Para así saber cómo dominarlas a tiempo.
Conocer nuestros propios sentimientos nos ayuda a entender las emociones de los demás, y por ende podremos desarrollar empatía. Una pieza fundamental al momento de relacionarnos con otras personas.
El hacernos cargo de nuestras propias emociones, nos hace ser responsables afectivamente. Por lo que siempre tomaremos en consideración a los otros, ya que sabemos de donde provienen esos sentimientos.
¿Cuál es la importancia de la responsabilidad afectiva?
Al establecer relaciones con los demás siempre estará latente el hecho de afrontar conflictos. Por lo tanto, la responsabilidad afectiva es una herramienta que nos ayuda a sobrellevar de una mejor manera esos conflictos.
La responsabilidad afectiva permite que desarrollemos inteligencia emocional, las cuales son habilidades funcionales al momento de resolver los desacuerdos. Si no profundizamos en nuestros propios sentimientos y como estos impactan a los demás, no podremos tener responsabilidad afectiva.
¿Cómo tener responsabilidad afectiva?
Comunicarse con sinceridad
La comunicación es una pieza imprescindible al momento de relacionarnos con los demás. Si no usamos esta herramienta con equilibrio las relaciones podrían tornarse conflictivas. Es importante comunicar con sinceridad aquellas cosas que nos disgustan en la relación, pero sin caer en el sarcasmo o la manipulación emocional.
Es importante establecer vínculos sanos, y realizar una comunicación bidireccional donde se involucren todas las partes. Y puedan manifestar sus sentimientos sin sentir vergüenza o invalidación.
Ser sincero constantemente
La sinceridad en las relaciones afectivas puede generar cierto dolor, sin embargo, es un ingrediente fundamental en la práctica de la responsabilidad afectiva. De nada sirve camuflar o actuar sentimientos que no son reales solo para no dañar al otro.
Es importante decir lo que se siente, porque inevitablemente el sufrimiento es una realidad en las vivencias cotidianas. Sobre proteger la relación también es un gran peligro porque al final la otra persona descubrirá los verdaderos sentimientos y el dolor será aún peor.
Validar a la otra persona
La validación de los sentimientos del otro, no solo beneficia a esa persona, sino que permite tener una relación equilibrada y saludable. Y en una relación saludable, ninguno es más importante que el otro, todos los involucrados son importantes para hacer surgir la relación.
Los sentimientos de un involucrado no se pueden sobreponer por encima del otro, sino que es importantes trabajarlo mutuamente.
Evitar los sufrimientos innecesarios
Las relaciones de parejas no son estáticas, siempre tienen subidas y bajadas, y esto depende del ánimo de los involucrados. A medida que los individuos se vayan involucrando en la relación crecerán más los vínculos o también pueden disminuir.
Dependiendo de cuál sea el sentimiento, es crucial hablarlo con la otra persona para evitar un mayor sufrimiento.
Hacerse cargo de los conflictos
Como ya se ha dicho, los conflictos son inevitables en las relaciones interpersonales y de pareja, siempre estarán latentes. Por lo tanto, se debe aprender a manejarlos, y saber que no significan el fin de la relación, sino que se puede sobrellevar.
Teniendo en mente que los conflictos también son parte de las relaciones, es importante no angustiarse por ello. Sino dejar que todo fluya, y cuando lleguen asumirlo con la mayor de las responsabilidades.
Poner límites
Los límites son fundamentales en toda relación, porque muestra las fronteras de los comportamientos sentimentales. Respetar al otro y recibir respecto de su parte es esencial para tener relaciones amorosas saludables.
Si no se establecen limites desde el principio de la relación, esta se tornará tóxica, y en muchos casos hasta abusiva. Toda relación necesita tener límites, para que esta pueda funcionar de una manera sana.
Racionalizar en exceso la relación
Ser razonable es fundamental para tener una relación saludable, no obstante, siempre es importante darle una oportunidad a la emoción. Si todo se realiza basándose en el pensamiento racional, la relación se torna aburrida y sin sentido.
Es importante mantener un equilibrio, entre lo racional y lo emocional, de manera que la relación pueda fluir sin que las partes involucradas se sientan presionadas o asfixiadas en una relación tediosa.
Establecer acuerdos
Todo vínculo genera conflictos, por lo tanto, establecer acuerdos de antemano ayuda a no traspasar la frontera de lo que es aceptado o no. Por lo que el diálogo es una pieza fundamental para negociar e implementar acuerdos que beneficien a ambas partes de la relación.
Entender que toda acción tendrá un impacto en la otra persona
En el ámbito psicológico también se aplica la ley de Isaac Newtoon, la cual declara que, toda acción genera una reacción. Por lo tanto, todas las palabras y acciones que emita una de las partes involucradas en una relación indudablemente afectará a la otra.
Es importante tomar esto en consideración, ya que muchas veces se tiende a ignorar los sentimientos de la otra persona. O pensar que las palabras y actitudes no calan en lo más profundo de su ser.
Tampoco se trata de mantener una relación basada en el miedo de no dañar al otro. Al contrario, se trata de establecer vínculos saludables, donde todas las partes puedan expresar lo que sienten con empatía y asertividad.
Darle siempre el lugar a la otra persona
Un pilar fundamental de la responsabilidad afectiva, es la empatía, es decir, el hecho de colocarse en el lugar del otro. De entender las razones de su comportamiento y como poder ayudarle para superar los conflictos.
La empatía es una pieza clave porque ayuda a comprender que la relación no está basada en las necesidades de una sola persona. Sino que son dos los que existen, y que el trabajo de validación y respeto debe considerarse para ambas partes.
Componentes fundamentales para la responsabilidad afectiva
La responsabilidad afectiva es una práctica de comportamiento que podemos asumir tomando en consideración ciertos factores. Los cuales son:
Comunicación
La comunicación es la base para aplicar la responsabilidad afectiva de forma exitosa, saber expresar nuestros sentimientos a la otra persona con asertividad aliviará muchos males en el futuro. De la misma manera, la buena comunicación, también permite saber escuchar y sobre todo entender a la otra persona.
Sin una buena comunicación no se puede poner en práctica la responsabilidad afectiva, porque esta es la base de todo.
Respeto
Después de la comunicación, el respecto, es uno de los pilares más esenciales de la responsabilidad afectiva. Sin él, no se puede llegar a ninguna parte, el respeto es el que permitirá comprender y sobre todo aceptar las opiniones de los demás, aunque estas no parezcan las más acertadas.
Empatía
La empatía es una pieza clave en la práctica de la responsabilidad afectiva, y esta debe ser considerada por ambas partes. De manera que la relación afectiva pueda sustentarse en la compresión recíproca.
La empatía es la que ayudará a descubrir las fronteras del narcisismo o la sociopatía. Ya que de nada sirve colocarse en los zapatos de la otra persona, cuando esta solamente exige la satisfacción de sus propias necesidades sin tomar en consideración al otro.
Consenso
El consenso es una práctica que beneficiará a ambas partes, porque permite superar los conflictos, entendiendo las necesidades de cada uno de los involucrados en la relación amorosa. Una pareja que constantemente ponga en práctica la responsabilidad afectiva podrá sobreponerse a los obstáculos fácilmente.
A diferencia de una relación donde no exista el diálogo, sino que cada parte exige la satisfacción de sus propias necesidades. Solo existirá caos y amargura.
Límites
Los límites son esenciales para demarcar hasta qué punto puede llegar uno de los involucrados. Y estos no solo benefician a la persona que los establece, sino que favorece en la relación en general.
Sobrepasar los límites significan una falta de respeto a la otra persona y sobre todo a la relación afectiva.
Cuidado
Cuidarse de manera personal y cuidar a la otra persona es poner en práctica todos los pilares fundamentales de la responsabilidad afectiva. Saber cómo expresar lo que siento y entender a la otra persona, es parte de los cuidados en una relación amorosa.
¿Cómo impacta en los otros la irresponsabilidad afectiva?
El comportamiento que asumimos diariamente tiene un gran impacto en la otra persona, por lo que la responsabilidad afectiva permite manejar esos obstáculos. Sin embargo, en algunos casos la que hace eco en las relaciones es la irresponsabilidad afectiva. Y esta supone un gran peligro emocional para los involucrados.
Invalidar los sentimientos del otro, pretender que adivine nuestra necesidad emocional y no hacer frente a los conflictos son parte de una nefasta responsabilidad afectiva.
Sin embargo, en los últimos tiempos, debido al avance de la tecnología, los conceptos de relacionarnos con los otros también han cambiado. Haciendo que aparezcan las relaciones 2.0.
Esta nueva forma de relacionarnos con los demás en la actualidad, tan rápido y fugaz, también trae consigo nuevos conceptos como parte de la irresponsabilidad afectiva.
En él se encuentra el ghosting, un nuevo concepto que hace referencia a la desaparición, sin explicación, de una persona. Cero llamadas, cero mensajes y ninguna cercanía. Esto hace pensar a la persona que lo sufre, que algo anda mal con ella, por ende, interfiere de forma negativa en las futuras interacciones y relaciones amorosas.
El gaslighting, forma parte de uno de los abusos emocionales más terribles que puede sufrir una persona. Y consiste en hacer cuestionar la realidad de un individuo, decir o negar situaciones que no han ocurrido.
Y, por último, en la lista de la irresponsabilidad afectiva se encuentra el zombieing, el cual consiste en desaparecer de la vida de una persona. Luego tras un largo periodo, aparecer como si nada, solo con la intención de alimentar el ego.
Conclusión
La responsabilidad afectiva forma parte de los principios esenciales para tener relaciones saludables. Si se carece de ella en las relaciones amorosas e interpersonales, es posible caer en la trampa del narcisismo y los abusos emocionales.
La responsabilidad afectiva es una herramienta que podemos usar para mejorar nuestro comportamiento social, especialmente cuando surgen los conflictos. Ya que estos, al igual que los vínculos de amor y apego, son parte inevitable de las relaciones interpersonales.
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